Chorros
eran los de antes… y Frattini fue uno de ellos. Nació en un conventillo. A los
cinco años tuvo que aceptar que su lugar estaba en las calles. Entonces
descubrió que en la puerta la gente dejaba monedas debajo de los sifones, como
una ofrenda para su destierro cotidiano. Lo que empezó como un juego con los
años se volvió un oficio: abrir puertas ajenas y correr por la ciudad para
escapar de sus propios fantasmas. Esta es la historia novelada de Carlos
Frattini, el hombre a quien Soldi conoció en un penal y lo impulsó a que se
dedicara a su verdadera pasión: el dibujo. Hombre de códigos inquebrantables,
Frattini nunca delató a compañeros ni tampoco necesitó usar la violencia para
hacerse con un gran botín. Testigo de la muerte de Evita, de los bombardeos del
55, de los enfrentamientos entre Azules y Colorados, de motines sangrientos,
Frattini veía pasar la historia oculto en sus márgenes, mientras se deslizaba
por las calles. Porque su vida era eso: una huida constante que sólo podía
terminar con la muerte. O una nueva vida. Un caballero en el purgatorio es
también el tercer libro de Alejandro Parisi, un narrador exquisito y silencioso
que posee el fascinante don de contar una historia como si el propio lector
estuviera viviéndola allí mismo, donde las palabras se funden con la realidad y
donde la verdadera literatura genera el hechizo que los lectores siempre
estamos esperando, expectantes, para dar el zarpazo.
Editorial Sudamericana
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