Alejandro Parisi

Alejandro Parisi

miércoles, 23 de abril de 2014

Nombres propios.

Ayer, en una entrevista, me preguntaron por qué en mis libros no hay nombres propios: ni autores, ni músicos, etc. No me gustan los libros escritos para dar a conocer los gustos estéticos su autor o su clase social o referencias para que los lectores se admiren o se sientan cómodos. Creo que Martín lo deja clarito en este pasaje de Delivery:

"Nos sentamos. Andrés sirve seis copas de champagne y nos da una a cada uno. Brindamos. Silencio. Vacío la copa de un trago y pienso que falta música. Me paro, camino hasta la mesita donde Andrés dejó la botella y me sirvo más champagne. En un mueble, un equipo de audio. Me acerco. Un montón de CDs. Los miro. Rachmaninoff. Haydn. Bruckner. Chopin. Dvorak. Liszt. Wagner. Tchaikovsky. Mozart. Stravinsky. Strauss. Schubert. Schuman. Schumacher. Beckenbauer. Rummenigge. Van Basten. Música de mierda, pienso y pongo un CD de Mozart porque es el nombre de una calle de Floresta."

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