Cuarto día en Köln.
Excelente viaje, y llegué bien a
Franckfurt. Entonces me di cuenta de que hablar alemán es “very difficulten” y
mi inglés “very difficult” de Tarzán rindió mucho más de lo que esperaba.
Por distintas cuestiones me desencontré con mi contacto en
Alemania (suena lindo, muy guerra fría, de hecho: hace frío) y tomé el tren
solo hasta Köln. Poca batería en el celular, se hacía de noche y no sabía la
dirección del hotel. De pronto empezó a llegar toda la hinchada del Colonia, a
la cual esperaban, armados, 4 policías. Tuve el reflejo argentino de pensar lo
peor. Fueron apenas 4, 5 minutos, pero siguieron su camino sin mirarme. Incluso
me sentí ninguneado por ellos. Después llegué al hotel y fui a cenar con la
generosa y amable Profesora Dra. Katharina Niemeyer, que me esperaba en el
hotel. Yaguarma (o como se escriba), cerveza y mucha conversación gracias a su perfecto
castellano.
El lunes, de camino a la Universidad, fuimos al Centro de
Documentación sobre el nacionalsocialismo de la ciudad de Köln, que fue la
antigua cárcel de la GESTAPO, y nos enseñaron el subsuelo donde torturaban,
fusilaban y esclavizaban a las víctimas del nazismo. Conmovedor, o mejor dicho,
acojonante. Nunca pensé visitar un lugar como ese, tan parecido a los que describí
a tanta distancia, sin conocerlos. Ya escribiré algo sobre esto. Por ahora, les
dejo el link para que puedan verlo: http://www.museenkoeln.de/ns-dokumentationszentrum/pages/317.aspx?s=317
Ese día, lunes, y el martes, fueron intensos, dedicados a las
actividades del International Workshop de la Universidad de Köln “Juventud
bajo la dictadura – aproximaciones narrativas
actuales”. Muy buenas exposiciones de los autores, y divertida convivencia
entre los participantes. Ernesto Semán, Ariana Harwicz, Angela Urondo Raboy y
Jordana Blejmar, de Argentina; Fernando Aramburu, vasco radicado en Alemania; y
dos alemanes que vivieron su infancia del otro lado del muro: el escritor de
comics Mawil, que presentó una tremenda novela gráfica llamada Kinderland y
André Kubiczek, que también leyó fragmentos de una novela muy buena (ojalá la
traduzcan pronto) sobre un adolescente en la Berlín soviética. (Me detengo sólo en
ellos dos porque no conocía nada de lo que contaron/leyeron con tanto humor
sobre la infancia y adolescencia del otro lado del muro.) De todos los participantes,
me quedé con ganas de leer más de sus textos. Creo que es una buena señal, o una
buena conclusión.
En medio de un recreo de las actividades, pude conocer a Vera Elisabeth Gerling, la editora y profesora de traducción que editó una antología bilingüe de escritores argentinos hace unos años donde incluyó "Un lugar más alejado". Otra de las tantas generosidades que disfruté acá: se vino desde Düsserdolf para verme.
Después tuve un rato largo para charlar a solas con los alumnos que leyeron “El ghetto de las ocho puertas” y “La niña y su doble” durante este último semestre y que están escribiendo un trabajo sobre esos libros. Otra vez digo lo mismo: nunca pensé que alumnos de una universidad alemana se dedicaran a esos textos escritos en La Paternal. La circulación de los libros no deja de sorprenderme. Todavía no me cae la ficha, pero lo disfruté mucho.
Después tuve un rato largo para charlar a solas con los alumnos que leyeron “El ghetto de las ocho puertas” y “La niña y su doble” durante este último semestre y que están escribiendo un trabajo sobre esos libros. Otra vez digo lo mismo: nunca pensé que alumnos de una universidad alemana se dedicaran a esos textos escritos en La Paternal. La circulación de los libros no deja de sorprenderme. Todavía no me cae la ficha, pero lo disfruté mucho.
Cuando regrese, voy a poner fotos y a extenderme un poco más
sobre todo esto, que fue grandioso gracias a la enorme generosidad de
Katharina, titular de la cátedra, y de la Profesora Victoria Torres, docente,
organizadora, guía turística, generosa y divertida. A las dos, miles de
gracias.
Por ahora, cambio y fuera.
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