Alejandro Parisi

Alejandro Parisi

lunes, 26 de noviembre de 2018

Quiero los puntos, pero no pienso festejarlo.





Hace tres años y pico, el día en que teníamos todo para disfrutar y la fiesta la arruinó un hincha tirando gas pimienta, sentí la peor vergüenza deportiva de mi vida. En ese entonces, mientras miraba lo que ocurría en el campo de juego, con los jugadores de River lastimados, descubrí cual era mi límite como hincha y espectador. Ese día, ante la sorpresa de mi mujer, empecé a gritarle a la tele: tienen que darle los puntos a River, este partido no puede jugarse. Así fue: le dieron la serie ganada a River y nos suspendieron la cancha por un montón de tiempo debido a lo que nuestro patético presidente Daniel Angelici definió como “un chiste que salió mal”.

Hoy siento lo mismo.

El sábado, todos estábamos preparados para ver un partido tremendo. Estadísticamente, la Copa se la lleva el que define de local en un porcentaje de 70 – 30%. Encima, River tenía más equipo. ¿Pero quién nos quitaba la ilusión de ganarles ahí? Porque, es claro, nosotros veníamos en levantada.
Pasado de nervios, me tiré a dormir la siesta y me desperté justo cuando el micro de Boca entraba con los vidrios rotos al Monumental, como si estuviera entrando en Siria. Vi bajar a los jugadores furiosos y asustados, lastimados, vomitando.
Durante horas, la Conmebol, River y Angelici (sí, nuestro patético presidente) alimentaron las esperanzas de que ese partido se jugara igual. Hasta que los jugadores se plantaron y dijeron que no porque no estaban bien, e incluso no estaban todos: el capitán estaba en una clínica por problemas en un ojo.

Ayer la pantomima siguió, y a medida que pasaban los minutos se me fueron las ganas de jugar el partido como hincha. Y me pasó otra vez algo: no quería que el partido se jugara nunca mas. Quería, y quiero, que le den los puntos a Boca y esta Copa que, sinceramente, nadie puede festejar.
Sé que por unos inadaptados no se puede juzgar a todos los hinchas. Lo tengo claro: fue la barra en connivencia con la policía, no los hinchas comunes de River (que no tiraron piedras pero que, cuando los jugadores nuestros estaban vomitando en el vestuario gritaban “Boca sos cagón”). En fin. Libero de esto al hincha normal.

Y sin embargo, como aquel día con el panadero, creo que todos tienen que sufrir una pena reglamentaria. Porque sí. Porque si no aceptamos la ley, no podemos pedir nada. Y yo la acepté y la reclamé aquel día en que Ponzio vomitaba y se frotaba los ojos  (el mismo Ponzio que ni siquiera fue al vestuario de Boca para ver cómo estaban sus colegas).
Vivimos en una sociedad que no acepta las consecuencias de lo que hace. Cromañón siempre será un ejemplo de eso: la culpa es de x, no de quienes llenaron la sala superando la capacidad ni de aquellos que tiraron las bengalas.

Yo no quiero eso.

Al margen, saltó a la luz la doble moral de presidente de River, que ahora dice que las cosas se definen en la cancha cuando en 2015 salió volando a Paraguay a pedir los puntos.
También hay que señalar los intereses personales de Angelici, que todo el tiempo superpuso sus aspiraciones políticas y dirigenciales personales a lo que le estaba pasando al plantel. Lo detesto, mentiría si dijera que lo analizo con objetividad.

Lo siento por los hinchas de River como hace 3 años lo sentí por mí, por mi hijo y por todos los hinchas de Boca. Pero no podemos vivir creyendo que todo es gratis. No. Una parte de la hinchada de River no sólo arruinó el partido sino que puso en juego la vida de los jugadores de Boca, mientras los dirigentes querían que jugaran igual y “los hinchas normales” los trataban de cagones.
Este país está destruido desde antes de este partido. Pero si no aceptamos responsabilidades, no vamos a salir nunca más.

Insisto: hubiera sido hermoso ganarlo en la cancha y poder festejar. No va a ser así.

Boca tiene que ganar la copa por la sanción a River, como debe ser. Nosotros, “los hinchas normales de Boca”, prometemos no festejarla. Pero háganse cargo del desastre que hicieron.

Acá, el texto completo que escribí en 2015, luego del gas pimienta.

Vergüenza xeneixe.

En los últimos años, cada vez que hay incidentes en una cancha responden a la división de bienes que los clubes le ofrecen a sus hinchadas. Ayer, según Grabbia, una fracción de la 12 se quedó disconforme porque le quitaron el laburo de trapitos en la cancha. Además, Berni le quitó a la 12 una bandera enorme pagada por el bolsillo de Carlos Tevez. Por eso la interrupción del partido. Hasta ahí, parecía que era solo un hecho criminal a los que estamos acostumbrados. Hasta que los jugadores de Boca se negaron a ayudar a salir a los de River, lastimados, maltratados. La imagen es clara: el Vasco pidiéndole ayuda al Cata y a Orión para que acompañen a los de River y les permitan salir. El Cata se niega, el Vasco se desespera y pone el pecho. Se queda en la puerta de la manga hasta que sale el último integrante del plantel de River. Después, Orión reune a sus compañeros y alzan los brazos para saludar a la 12. Hasta ese momento pensé que el segundo tiempo se tenía que jugar a cancha cerrada. Pero ahí, ante el chiquitaje y la corrupción de los jugadores, me convencí de que tienen que darles los puntos a River. Nada de jugar el partido. Los jugadores de Boca hicieron lo posible para proteger a la 12 y nada de nada para solidarizarse con sus compañeros de profesión. Por lo tanto, no es que no tengan nada que ver.
Un desastre todo: el pesto que nos pegó RIver en el primer tiempo, la reacción de la gente, de los jugadores, de Angelici (escondido en el tunel.... porque, ¿con qué autoridad va a cuestionar a la 12 si él mismo les entrega los negocios y les pide que retiren cada bandera de Riquelme que aparece?). Estoy amargado, pero firme en mis convicciones: Riquelme fue el único que los enfrentó. Palermo, el correcto, siempre les pasó guita e incluso los visitaba en la cárcel. Tevez también, Maradona... En fin, como bostero, le pido disculpas a los de River y pido que suspendan nuestra cancha y nos quiten los puntos del partido de ayer. Y la cabeza de Orión y Angelici, claro está.

1 comentario:

  1. Suscribo al pié. Siempre me sentí orgulloso de pertenecer a un país en donde el fútbol caminaba sobre la línea que separa la pasión de la locura.
    Hoy siento vergüenza de ser uno de los que hace 20/30 años no se dio cuenta como acabaría.
    Vergüenza.

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