Hace 8 años, las profes María Isabel Paredes y Fabiana Puebla les dieron a leer a sus alumnos de la escuela Fray Mamerto Esquiú de la ciudad de San Juan mi novela El ghetto de las ocho puertas y viajé a conocerlos. Aquel viaje me cambió la vida, sin exageraciones. Desde entonces, a la lectura de aquella novela se sumaron La niña y su doble y Hanka 753. Gracias al enorme trabajo y la dedicación de Isa y Fabi, esas lecturas se convirtieron en un proyecto hermoso llamado “Memoria vigente”, al cual se fueron sumando más docentes y escuelas. Poco a poco, todas esas profes ya son amigas, y sus alumnos, mis lectores preferidos. Gracias a Dani Favaro, Laura, Irene, Agostina, Denis, y tantos otros le dieron nueva vida a estas novelas y, así, permitieron que la memoria y el testimonio de Mira, Nusia y Hanka las sobrevivieran a ellas y hoy formen parte de la formación de tantos y tantos chicos y chicas sanjuaninos que a través de esos textos pueden conocer la experiencia de los sobrevivientes del Holocausto.
8 años después, la semana pasada volví a San Juan y volví a asombrarme por el empuje y el trabajo incansable de los docentes sanjuaninos y la empatía de esxs 800 lectorxs (800!!) que leyeron a Mira, Nusia y Hanka en la Escuela Industrial, la Escuela de Comercio, el Fray Mamerto Esquiú, Colegio Parroquial de Santa Lucía, Colegio del Tránsito de Nuestra Señora y el Colegio San Francisco. Un detalle que me sigue emocionando: Mica Olivera, que fue de la primera camada de lectores, esta a punto de recibirse de profe de Literatura y esta vez trajo a sus propios alumnos.
Decir gracias es poco. Recontra gracias. A ellxs y también a las autoridades de cada escuela y de la Universidad de San Juan, que nos abrieron las puertas del Rectorado para poder reunirnos con lxs chicxs.
Gracias por tratarme tan bien, incluso más de lo que merecía.
Nos vemos pronto!!!
8 años después, la semana pasada volví a San Juan y volví a asombrarme por el empuje y el trabajo incansable de los docentes sanjuaninos y la empatía de esxs 800 lectorxs (800!!) que leyeron a Mira, Nusia y Hanka en la Escuela Industrial, la Escuela de Comercio, el Fray Mamerto Esquiú, Colegio Parroquial de Santa Lucía, Colegio del Tránsito de Nuestra Señora y el Colegio San Francisco. Un detalle que me sigue emocionando: Mica Olivera, que fue de la primera camada de lectores, esta a punto de recibirse de profe de Literatura y esta vez trajo a sus propios alumnos.
Decir gracias es poco. Recontra gracias. A ellxs y también a las autoridades de cada escuela y de la Universidad de San Juan, que nos abrieron las puertas del Rectorado para poder reunirnos con lxs chicxs.
Gracias por tratarme tan bien, incluso más de lo que merecía.
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