El verano pinta muy jodido, pero siempre está la alternativa de viajar sin salir de casa:
-El placer del viajero, de Ian McEwan, para ir a Venecia sin perderse, o perderse con estilo.
-El mundo perdido, de Sir Arthur Conan Doyle, para ir al Amazonas a buscar dinosaurios y que no contárselo a nadie.
-Las nubes, de Saer, para custodiar una caravana de locos sin contagiarse.
-El corazón de las tinieblas, de Conrad, para viajar por el Congo y el Támesis al mismo tiempo y ver al mejor asesino de todos los tiempos.
-La Odisea, de Homero, para volver a casa y arruinarle la fiesta a Penélope.
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