"Porque en Castellamare del Golfo los
hombres vivían y morían en el campo o en el mar. En tiempos de guerra morían en
la playa, resistiendo el desembarco de los invasores con los pies sumergidos en
el agua, o agazapados en las trincheras, intentando adivinar en cuál de todas
las colinas se detonaría el disparo enemigo. Sin embargo el mar y las colinas
se volvían más crueles cuando nadie disparaba. Entonces los hombres morían extenuados
sobre la cubierta de los botes pesqueros, soportando el peso de las redes, o arrodillados
sobre la tierra reseca que intentaban cultivar. Paz y guerra variaban sólo en
ese detalle: a veces los cuerpos caían entre olas y olivares, otras veces se
desplomaban en orillas y trincheras. Pero, irremediablemente, los hombres de
Castellamare morían atrapados entre las montañas y aquel mar impasible,
bellísimo. Siempre."
Fragmento de "Su rostro en el tiempo". Sudamericana, marzo de 2016.
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