Alejandro Parisi

Alejandro Parisi

martes, 4 de julio de 2017

Conversaciones con Hanka 753: devolución de su lectura.





Ayer, después de casi un mes, volví a visitar a Hanka para que me devolviera la novela con las anotaciones que ella hizo y charlar un poco en directo sobre sus impresiones. Volvimos a tomar café, volvimos a comer la torta marmolada que ella hace. 

Como siempre que termino un libro basado en la vida de alguien, algo casi psicótico en mí, volví a hacerle la pregunta clave que podía tranquilizarme o partirme la cabeza:

-¿Se encontró a usted en la novela? ¿pasó así, tal como lo escribí?

-Sí. No sobra una palabra. Todo lo que usted escribió es cierto, me pasó a mí. ¿Sabe? Hoy volví a leer la primera mitad de la novela por tercera vez, y por un momento me sentí mareada, confundida. Levantaba la cabeza del papel y pensaba: ¿estoy viva? ¿qué edad tengo? ¿tengo todavía la edad en que llegaron los nazis? ¿es cierto que sobreviví? El libro me llevó a otro tiempo, y me costó mucho regresar a esta casa en Argentina, a esta edad.

-Gracias, Hanka. Es lo mejor que podía decirme.

-Ahora, sin que se ofenda, ¿podría decirle algo yo?

-Por supuesto, Hanka.

-Aféitese esa barba: le queda horrible.

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