Alejandro Parisi

Alejandro Parisi

martes, 11 de febrero de 2020

Lecturas escritas: Magnetizado, o el Joker de Mataderos.





Hace rato que quería leer algo de Carlos Busqued (Chaco, 1970) porque me llegaron muy buenas referencias suyas. Antes de irme de vacaciones, finalmente compré “Magnetizado”. Desde la contratapa se anuncia que es un libro raro. La estructura se conforma uniendo informes psiquiátricos, forenses, noticias de la época y, sobre todo, capítulos donde se muestra una larga entrevista (editada, ya que en total fueron 90 horas de entrevistas) de un asesino serial que en 1982 mató a cuatro taxistas.

Lo leí a un ritmo acelerado, porque se deja leer y el personaje es maravilloso. Incluso, anoche que vimos el Joker, seguía pensando en Ricardito Melogno y le noté ciertos puntos de contacto con el Joker, el Guasón o el Bromas, como le dicen en España.El perfil de Melogno está signado desde su origen: madre espiritista, paranoica y aterrorizada por la gente, él, Ricardo, con posibles ribetes de austismo, se cría en ese contexto oscuro e inadecuado para un chico, hasta que toma la posta y por un extraño impulso se carga a cuatro personas disparándoles en la cabeza. En eso también se roza con el Joker: en su infancia, el actor Joaquin Phoenix vivió en una secta, algo parecido a lo que le pasa al personaje de Magnetizado.

El relato nos cuenta desde la infancia entre rituales espiritistas, exorcismos, posesiones cuando Ricardito acompaña a su madre, hasta la denuncia de los hermanos para que lo detengan. Luego el Borda, la cárcel de Devoto, los largos períodos donde permanece completamente obnubilado por las drogas que les dan los médicos, su sobrevivencia en la cárcel, su falta de empatía con el resto del mundo…

Si bien la vida carcelaria, el encierro y el sometimiento farmacológico que debe soportar durante décadas se vuelve, a mi parecer, redundante en la segunda mitad de la novela, la psicología del asesino (inclasificable para médicos, jueces y peritos) está muy pero muy bien descrita y lo vuelve un personaje singular que, siguiendo una voz interior, asesina gente y después no sabe por qué lo hizo. Y eso es tan extraño como novedoso: un asesino sin razones.

Todo eso funciona de manera excelente. Lo único que me costó fue que la novela no tenga un narrador. Sí, claro, la novela se sostiene en informes, entrevistas, etc. que hacen avanzar la trama, pero me faltó el narrador. Alguien que me cuente la historia, que describa los encuentros con Melgno, sus gestos, las locaciones donde se producen los encuentros. Esa necesidad seguro que es una limitación mía como lector. 
De todas maneras, me pareció un buen libro con un personaje digno de ser protagonista de novela.






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