"Durante
mucho tiempo pensé por qué me había salvado. Me sentía en deuda con el mundo.
¿Por qué Dios quiso salvarme a mí? Ahora lo sé: Dios me salvó para que yo
cuente cómo ocurrieron las cosas... esto que me pasó a mí, no puede volver a
pasar. Ni a los judíos, ni a nadie. Negros, blancos, religiosos, ateos, ricos,
pobres… nadie puede volver a sufrir eso que nos marcó. Nunca más. "
Pasando
en limpio el discurso que Hanka me dictó. Porque, como dice ella "uno no
puede decir cualquier cosa". La semana que viene los esperamos en el
Centro Ana Frank.
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