Alejandro Parisi

Alejandro Parisi

martes, 6 de agosto de 2019

Y las sanjuaninas ganaron su merecido premio.



Finalmente, ayer estuvimos acompañando a las queridas María Isabel Paredes y Fabiana Puebla en la novena entrega de los premios DAIA-Banco Galicia. El objetivo de estos premios es reconocer a personas y organizaciones que, como ellas, contribuyen al desarrollo de programas dedicados a la rememoración del Holocausto y a las buenas prácticas de inclusión social.

Con la presencia de los presidentes de la DAIA y del Banco Galicia, se entregaron plaquetas de reconocimiento a unos proyectos educativos que, en silencio, trabajan algo tan importante como es combatir la xenofobia, el antisemitismo y luchar por la igualdad y la inclusión.

Los reconocimientos fueron para  Álvaro Monzón Wyngaard de la provincia de Corrientes por su trabajo ” Eutanasia y Nazismo”, a Emanuel Antonio Barrientos de Santiago del Estero por su presentación “El Holocausto, una mirada histórica y reflexiva de tragedia mundial”, a Gabriela Barcaglioni (La Plata), Claudia Florentin Mayer (Buenos Aires) y Marcela Gabioud (Mar del Plata), fueron distinguidos por su publicación “Los medios nos miran: Nosotras los miramos para transformarlos”. También hubo un reconocimiento merecidísimo para el juez Franco Fiumara por su trabajo “Educación y Justicia como métodos pacíficos de prevención. Análisis histórico y judicial de la Shoá, genocidios de los siglos XX, XXI y terrorismo”, y al docente Juan Seda por “Adopción y ejercicio del rol parental por personas con discapacidad intelectual”.




Pero está claro que el premio que más esperábamos fue el que recibieron Fabiana Puebla y Maria Isabel Paredes por su proyecto “Testimonios transformadores de conciencias: Memorias del Holocausto”, que vienen desarrollando hace varios años y que utiliza a "El ghetto de las ocho puertas" como herramienta para que sus alumnos del Fray Mamerto Esquiú y la Escuela Industrial de San Juan puedan abordar, analizar y estudiar el Holocausto.

Como dijeron ellas, los pibes y pibas sólo necesitan del apoyo y la dedicación de buenos docenes que elaboren una estrategia que los seduzca para leer y aprender este mundo que les toca habitar. Eso permite dos cosas: despertar el interés de los chicos y chicas, pero sobre todo generarles un compromiso con el tema. Y el compromiso en este caso es tan fuerte que, estando en San Juan, en plenas clases, los chicos dejaron todo lo que estaban haciendo para ver las fotos que María Isabel y Fabiana les enviaron de inmediato para incluirlos en el festejo del premio, porque ellos son una parte fundamental del proyecto y, como decía Mira, del libro: su historia no serviría de nada sin lectores que se interesaran por ella. Y puedo asegurar que esos adolescentes se tomaron en serio el proyecto, mostrando un interés mucho más importante que cualquier premio.

Por problemas de salud, Teo Erlich, uno de los protagonistas del libro, no pudo asistir, pero en representación suya ahí estuvieron las queridas Miryan, esposa de Teo, y Alice, su hermana. Ahí estábamos los tres, mirando a María Isabel y Fabiana, tan felices como nosotros, cuando con Miryan comentamos aquella frase de Teo del día que me reuní con él para empezar a escribir el libro: "Yo quiero 100 ejemplares para mi familia". Pero por suerte se nos fue de las manos, y esos 100 ejemplares terminando siendo 9.000, y su historia se desparramó por todo el país, por muchas escuelas, y llegó a San Juan gracias a esas profes tan tenaces como dedicadas a sus alumnos.



Este año pienso volver a San Juan. Será en octubre, para reencontrarme con mis lectores preferidos, los adolescentes sanjuaninos, con los cuales, sépanlo, nos une algo mas grande que un libro.



Los festejos siguieron hasta la noche, donde pudimos compartir una linda cena con las profes y los queridos Graciela Jinich, que siempre es una ayuda constante, y Leonardo Siere, de la Asociación Israelita de San Juan, y Laura Videla y Verónica Kovasic, especialistas en el tema del Holocausto, hablando sobre los lindos proyectos que van a desembarcar en San Juan, para aprovechar el camino que iniciaron María Isabel y Fabiana.

Mis felicitaciones a ellas, y sobre todo a sus alumnas y alumnos. Nos vemos en octubre.



2 comentarios:

  1. Que lindo es ver a mis dos profes queridas cumpliendo un sueño; no es tanto el reconocimiento en sí, que nos muestra lo geniales que son, sinó el poder lograr captar la atención de los alumnos; poder comprometerlos con el pasado, el presente y el futuro a traves de un libro formado de recuerdos; y poder darles un incentivo para estudiar y trabajar. Gracias profes por éste proyecto! Gracias Ale, por tu fantástico libro! Gracias, Mira, por relatarnos tu hidtoria, triste y fascinante!

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