“Los pájaros negros”:
cuando la inmigración forma vínculos que hacen añorar el pasado
(Publicado en Infobae Cultura el 5 de mayo de 2021: Link)
Todo empezó hace unos
años, cuando tuve la suerte de viajar para conocer la Biblioteca de General
Villegas y Nieves Castillo Alzuri, su directora, me contó que su abuelo se
sentía tan abrumado por la inmensidad de la llanura que se subía a un molino de
viento para remediar la ausencia de esos montes vascos en los que había crecido
y que tanto extrañaba. Esa anécdota me recordó a mis abuelos, que juntaban
caracoles en La Matanza para recrear los platos que comían en Sicilia. La añoranza
está en nuestro ADN: todos tenemos anécdotas familiares sobre nuestro pasado
inmigrante.
“Desde que Dios y
Darwin nos echaron del Edén africano, los inmigrantes no paramos de huir y
añorar”, piensa el detective privado Álvaro Balestra cuando acepta el caso que
le encarga su nuevo cliente, Vito Lapianna, un empresario exitoso que desea
reencontrarse Samuel y Julián, los primeros amigos que hizo al llegar a
Argentina, cincuenta años atrás.
En el origen de esos
tres amigos está una parte de nuestro país, forjado, entre otros, por vascos,
italianos y judíos que escaparon de distintas guerras y llegaron a Argentina
dejando atrás la pobreza y la guerra en busca de futuro mejor. Incluso el
propio Balestra es un uruguayo que escapó del mandato familiar para buscar
refugio en Argentina, sin renegar de su origen, buscando el punto exacto donde
puede estar a una distancia idéntica de su pasado y su presente, en el Delta
del Tigre, a medio camino de Argentina y Uruguay.
LOS PAJAROS NEGROS
(Editorial Sudamericana, 2021) es una búsqueda de los orígenes, de las raíces,
pero también de los errores que los personajes cometieron y no pudieron olvidar.
Este punto me interesaba desde el comienzo: qué hacemos con el pasado, cómo
procesamos nuestras equivocaciones, incluso nuestros crímenes. ¿El paso del
tiempo puede saldar nuestras deudas? ¿Podemos salir impunes del mal que
causamos? Y, lo más difícil de responder, ¿una buena causa puede justificar
cualquier cosa hayamos hecho?
La historia de esos
tres amigos se entrelaza con las historias que rodean al propio Balestra: su
padre comisario ya muerto y ese anciano que juega con sus nietos y besa a su
hija con afecto pero que esconde un pasado oscuro que el detective ya no puede
tolerar.
En medio de todo, está
el cariño de la juventud compartida en Mar del Plata, el afán de trabajar para
salir de la pobreza, las mesclas de idiomas en un país polifónico, la nostalgia
del lugar en que nacieron, y sobre todo, la amistad que unió y separó para
siempre a Vito, Samuel y Julián en la orilla de una playa que, decían, llegaba
hasta el fin del mundo.
LOS PÁJAROS NEGROS es
producto de decenas de historias que fui escuchando en los últimos quince años
de trabajo y escritura. El nexo entre todas ellas es el pasado, como en esta
novela: el pasado como un espejo que, nos guste o no, siempre nos devuelve la
verdadera imagen de quienes fuimos, por más que nos empecinemos en renegar de
nosotros mismos y modificar los recuerdos para proteger nuestra integridad.
La decisión de ubicar
la novela en distintos tiempos y espacios, como Mar del Plata en 1950, la
Guernica de 1937, la Varsovia dominada por los nazis o Sicilia durante la caída
del Imperio Italiano, no fue sólo
narrativa. Hubo una necesidad personal: salir de ese presente tortuoso que fue
el otoño del 2020, en los inicios de la pandemia, y pensar en otras cosas,
otros tiempos, otros lugares. Como lector, creo que lo mejor que tiene la
literatura es sacarnos del presente y de nuestra cotidianeidad a través de
historias que le ocurren a otros y transcurren lejos de nuestra realidad.
Y sin embargo, un año
después de haber terminado la novela que hoy se publica por Editorial
Sudamericana, esa cotidianeidad de la que intenté salir se hizo más cruel, más
dramática, como un espiral que no sabemos cuándo terminará. Ojalá Balestra,
Vito, Samuel y Julián, con sus distintas historias, espacios, tiempos y errores
les permitan a los lectores y lectoras olvidar por un rato el presente y volar
lejos como esos pájaros negros que se echan a volar para escapar de la
tormenta.
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