Terminé "La última palabra", de Kureishi. Pocos comentarios, tan pocos
que ni siquiera ameritan una extensa entrada en esta sección. Apenas si da para un
párrafo para transmitir una queja revestida de duda.
Kureishi es uno de mis preferidos desde
hace años, pero hay que decir que "La última palabra" no le llega a los
talones ni a "Intimidad", "El álbum negro" o "El buda de los suburbios". Se disfruta como se disfruta un plato conocido, obviamente. No más.
Pero cuando
lo terminé me quedé pensando en lo mismo de siempre: ¿por qué tantos
autores creen que su vida vale como argumento? Realmente, ¿a quién le
importa la vida de un tipo que escribe?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario