Hace rato
que quería leer algo de Carlos Busqued (Chaco, 1970) porque me llegaron muy buenas
referencias suyas. Antes de irme de vacaciones, finalmente compré “Magnetizado”. Desde
la contratapa se anuncia que es un libro raro. La
estructura se conforma uniendo informes psiquiátricos, forenses, noticias de la
época y, sobre todo, capítulos donde se muestra una larga entrevista (editada,
ya que en total fueron 90 horas de entrevistas) de un asesino serial que en 1982
mató a cuatro taxistas.
Lo leí a un
ritmo acelerado, porque se deja leer y el personaje es maravilloso. Incluso,
anoche que vimos el Joker, seguía pensando en Ricardito Melogno y le noté
ciertos puntos de contacto con el Joker, el Guasón o el Bromas, como le dicen
en España.El perfil de
Melogno está signado desde su origen: madre espiritista, paranoica
y aterrorizada por la gente, él, Ricardo, con posibles ribetes de austismo,
se cría en ese contexto oscuro e inadecuado para un chico, hasta que toma la posta y por un extraño impulso se carga a cuatro personas disparándoles
en la cabeza. En eso también se roza con el Joker: en su infancia, el actor
Joaquin Phoenix vivió en una secta, algo parecido a lo que le pasa al personaje
de Magnetizado.
El relato
nos cuenta desde la infancia entre rituales espiritistas, exorcismos, posesiones
cuando Ricardito acompaña a su madre, hasta la denuncia de los hermanos para
que lo detengan. Luego el Borda, la cárcel de Devoto, los largos períodos donde permanece
completamente obnubilado por las drogas que les dan los médicos, su
sobrevivencia en la cárcel, su falta de empatía con el resto del mundo…
Si bien la
vida carcelaria, el encierro y el sometimiento farmacológico que debe soportar
durante décadas se vuelve, a mi parecer, redundante en la segunda mitad de la
novela, la psicología del asesino (inclasificable para médicos, jueces y
peritos) está muy pero muy bien descrita y lo vuelve un personaje singular que, siguiendo una voz interior, asesina gente y después no
sabe por qué lo hizo. Y eso es tan extraño como novedoso: un asesino sin razones.
Todo eso
funciona de manera excelente. Lo único que me costó fue que la novela no tenga
un narrador. Sí, claro, la novela se sostiene en informes, entrevistas, etc.
que hacen avanzar la trama, pero me faltó el narrador. Alguien que me cuente la
historia, que describa los encuentros con Melgno, sus gestos, las locaciones donde se producen los encuentros. Esa necesidad seguro que es una limitación mía como lector.
De todas
maneras, me pareció un buen libro con un personaje digno de ser protagonista de novela.
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