Prólogo 2021 de la reedición de la serie "Tres mujeres en el Holocausto".
"Cuando en 2008 mi amigo
Ary Erlich me pidió que entrevistara a su abuela Mira y escribiera la historia
de su familia nunca imaginé ese recorrido por la memoria de las sobrevivientes
del Holocausto duraría diez años y tres novelas
Porque a Mira luego le
siguió Nusia Stier de Gotlib, y finalmente Hanka Dziubas de Grzmot. Por
distintas razones, ninguna de las tres había contado su historia antes. Y sin
embargo, después de casi setenta años, Mira, Nusia y Hanka conservaban sus
recuerdos tan nítidos que sus voces eran un grito de necesidad: recordaban todo
y necesitaban imperiosamente contarlo para dejar testimonio a sus
descendientes, pero también para tratar de entender las razones que habían
llevado a los nazis a cometer una de las matanzas más grandes y crueles de la
historia.
Con cada una de ellas
conversé durante todo un año. Las visitaba una vez por semana, y en los
encuentros esas mujeres que ya eran abuelas volvían a convertirse en las nenas
y las adolescentes que habían sido cuando la guerra las tomó por sorpresa. Así
entendí que su relato no era sólo un testimonio histórico, sino también la
búsqueda personal de tres nenas que querían reencontrarse con las ausencias y
las heridas que les había dejado el Holocausto. A veces se quedaban calladas y
alzaban la vista para preguntarme: “¿Esto fue verdad? ¿Puede un ser humano
hacerle eso a otro ser humano? ¿No somos todos iguales?”. Ni ellas ni yo
teníamos una respuesta para eso.
A las tres les dije lo
mismo: “No soy historiador, ni periodista ni politólogo. Soy un autor que va a
narrar su vida como si fuera una novela”. Y ellas redoblaron la apuesta:
“Escriba, pero escriba sólo lo que yo vi con estos ojos”.
Y así empezamos.
Primero, Mira Ostromogliska de Erlich me contó su vida en el Ghetto de Varsovia
junto a su hermana Edwarda y a los maridos de ambas, Edek y Boris. El asesinato
y la desaparición de sus amigos, de sus familiares, el hambre, las enfermedades
y el terror de ser perseguidas por el sólo hecho de ser judías. Con dolor, Mira
me contó cómo su hermana y su cuñado decidieron confiar la vida de su pequeño
hijo Teo a un polaco que tuvo el valor de sacarlo por las alcantarillas del
ghetto y criarlo con sus propios hijos para evitar que fuera asesinado. El
resultado de aquellas charlas fue la primera de estas tres novelas, “El ghetto
de las ocho puertas”.
En 2012 conocí a Nusia
Stier de Gotlib, una amiga de Mira. Como Mira, Nusia tampoco le había contado a
nadie cómo había logrado sobrevivir al nazismo. Su historia era muy distinta a
la de Mira pero estaba impregnada por las mismas ausencias y el mismo dolor.
Había perdido a su
padre y a su hermana, y sólo logró sobrevivir convirtiéndose en otra. “Tenés
que callar, rezar y mentir”, le dijo su padre y ella obedeció. Durante toda la
guerra, fingió ser una niña ucraniana huérfana llamada Slawka adoptada por un
matrimonio pro nazi. En aquellas
conversaciones, Nusia fue relatando con detalle todas sus vivencias y recuerdos
de esos años de dolor que durarían hasta 1947, cuando los hombres de Simón
Whisenthal le dieron la noticia de que su madre había sobrevivido y la estaba
buscando. Aquel año de recuerdos y confesiones se convirtió en “La niña y su
doble”, la segunda novela de esta Trilogía que hoy se reedita.
Cuando creía que ya no
había nada que pudiera asombrarme y conmoverme tanto, en 2016 conocí a Hanka
Dziubas de Grzmot. Su historia era completamente distinta a las de Mira y
Nusia, pero compartían algo: Hanka tampoco se la había contado a nadie. Aquel
año entrevisté a la Hanka de ochenta años que, cuando narraba su historia,
volvía a convertirse en la nena de nueve años a la que la Segunda Guerra le
había quitado la infancia y la había enfrentado con lo peor de la humanidad. Después
de permanecer oculta en su casa durante cuatro años en el Ghetto de Lodz, soportando
el hambre y el miedo, Hanka y sus dos hermanas fueron deportadas a Auschwitz. El
hambre, el olor a carne asada, las cenizas volando en el aire y los hornos
infernales despidiendo humo blanco la acompañaron en los meses que estuvo allí.
Durante treinta y seis horas, Hanka esperó la muerte desnuda bajo la nieve, formada
en una fila que terminaba en las puertas del infierno. Y sin embargo
sobrevivió. Aquel día comprendió que su vida tenía un único motivo: contarle al
mundo lo que había vivido y visto en aquellos años. Y ese testimonio se
convirtió en “Hanka 753”, la tercera entrega de esta Trilogía llamada Tres
Mujeres en el Holocausto.
Mira, Nusia y Hanka
compartieron un mismo contexto histórico, pero cada una de sus vidas y sus
historias son muy diferentes y dan cuenta de las infinitas dimensiones del horror.
Ninguna de las tres se propuso dejar testimonio para vanagloriarse de su fuerza
de voluntad, ni de su valentía, fortaleza o eso que hoy llaman resiliencia. La
única razón que las llevó a contar sus historias y permitirme escribir estas
tres novelas fue simple y unánime: “esto no puedo volver a pasarle a nadie. Ni
a los judíos ni a ningún otro pueblo.”
Escucharlas y
acompañarlas en ese viaje al pasado fue, sin dudas, lo mejor que me pasó como
autor. En los tres casos, cuando terminé las primeras versiones dijeron lo
mismo: “esto pasó tal cual usted lo escribió” Como autor, no existe mayor satisfacción
que esa.
Pero había algo más que
compartían estas tres enormes mujeres: la certeza de que la única manera de
evitar que se repitiera “eso”, como ellas llamaban al Holocausto, era que estas
novelas llegaran a chicas y chicos jóvenes, y así, al conocer sus vivencias, sus
historias, las nuevas generaciones supieran que el ser humano es uno solo, y
que ninguna diferencia étnica ni religiosa ni política puede justificar que se
les infrinja el mínimo dolor.
A lo largo de estos años,
gracias a la dedicación y la fuerza de muchas y muchos docentes, “El ghetto de
las ocho puertas”, “La niña y su doble” y “Hanka 753” fueron leídas y
trabajadas en las aulas por los y las estudiantes de distintas escuelas primarias
y secundarias de Argentina. A todos y todas, docentes y
lectores, mi eterno agradecimiento.
Con la reedición de la
Trilogía Tres mujeres en el Holocausto, diez años después de la publicación de
la primera novela, esperamos que la memoria de sus protagonistas y sus
historias lleguen a más lectoras y lectores, porque, como dijeron Mira, Nusia y
Hanka: “Todos tienen que saber qué nos pasó y cuánto sufrimos, porque esto no
puede volver pasarle a nadie. Nunca más”.
Alejandro
Parisi
Buenos
Aires, 2021
Piel de gallina con tu publicación Ale! La agradecida soy yo que con tu gran capacidad de contar, los adolescentes se conmueven y se despiertan las primeras preguntas filosóficas y psicológicas: qué es el hombre? Cuál es el sentido de su existencia? El mal? El bien? Gracias por tanto y pido al universo que sigas escribiendo más de estas historias testimoniales que ayudan a la transformación del hombre.
ResponderBorrarGracias, querida! Un abrazo enorme.
BorrarSinceramente bellísimo el prólogo de la nueva reedición y vamos por muchas más!!!! FELICITACIONES!!!!
ResponderBorrarGracias!!!! Un abrazo
Borrar