Alejandro Parisi

Alejandro Parisi

martes, 27 de abril de 2021

"Tres mujeres en el Holocausto". Prólogo de la reedición 2021.

 




Prólogo 2021 de la reedición de la serie "Tres mujeres en el Holocausto".


"Cuando en 2008 mi amigo Ary Erlich me pidió que entrevistara a su abuela Mira y escribiera la historia de su familia nunca imaginé ese recorrido por la memoria de las sobrevivientes del Holocausto duraría diez años y tres novelas

Porque a Mira luego le siguió Nusia Stier de Gotlib, y finalmente Hanka Dziubas de Grzmot. Por distintas razones, ninguna de las tres había contado su historia antes. Y sin embargo, después de casi setenta años, Mira, Nusia y Hanka conservaban sus recuerdos tan nítidos que sus voces eran un grito de necesidad: recordaban todo y necesitaban imperiosamente contarlo para dejar testimonio a sus descendientes, pero también para tratar de entender las razones que habían llevado a los nazis a cometer una de las matanzas más grandes y crueles de la historia.

Con cada una de ellas conversé durante todo un año. Las visitaba una vez por semana, y en los encuentros esas mujeres que ya eran abuelas volvían a convertirse en las nenas y las adolescentes que habían sido cuando la guerra las tomó por sorpresa. Así entendí que su relato no era sólo un testimonio histórico, sino también la búsqueda personal de tres nenas que querían reencontrarse con las ausencias y las heridas que les había dejado el Holocausto. A veces se quedaban calladas y alzaban la vista para preguntarme: “¿Esto fue verdad? ¿Puede un ser humano hacerle eso a otro ser humano? ¿No somos todos iguales?”. Ni ellas ni yo teníamos una respuesta para eso.

A las tres les dije lo mismo: “No soy historiador, ni periodista ni politólogo. Soy un autor que va a narrar su vida como si fuera una novela”. Y ellas redoblaron la apuesta: “Escriba, pero escriba sólo lo que yo vi con estos ojos”.

Y así empezamos. Primero, Mira Ostromogliska de Erlich me contó su vida en el Ghetto de Varsovia junto a su hermana Edwarda y a los maridos de ambas, Edek y Boris. El asesinato y la desaparición de sus amigos, de sus familiares, el hambre, las enfermedades y el terror de ser perseguidas por el sólo hecho de ser judías. Con dolor, Mira me contó cómo su hermana y su cuñado decidieron confiar la vida de su pequeño hijo Teo a un polaco que tuvo el valor de sacarlo por las alcantarillas del ghetto y criarlo con sus propios hijos para evitar que fuera asesinado. El resultado de aquellas charlas fue la primera de estas tres novelas, “El ghetto de las ocho puertas”.

En 2012 conocí a Nusia Stier de Gotlib, una amiga de Mira. Como Mira, Nusia tampoco le había contado a nadie cómo había logrado sobrevivir al nazismo. Su historia era muy distinta a la de Mira pero estaba impregnada por las mismas ausencias y el mismo dolor.

Había perdido a su padre y a su hermana, y sólo logró sobrevivir convirtiéndose en otra. “Tenés que callar, rezar y mentir”, le dijo su padre y ella obedeció. Durante toda la guerra, fingió ser una niña ucraniana huérfana llamada Slawka adoptada por un matrimonio pro nazi.  En aquellas conversaciones, Nusia fue relatando con detalle todas sus vivencias y recuerdos de esos años de dolor que durarían hasta 1947, cuando los hombres de Simón Whisenthal le dieron la noticia de que su madre había sobrevivido y la estaba buscando. Aquel año de recuerdos y confesiones se convirtió en “La niña y su doble”, la segunda novela de esta Trilogía que hoy se reedita.

Cuando creía que ya no había nada que pudiera asombrarme y conmoverme tanto, en 2016 conocí a Hanka Dziubas de Grzmot. Su historia era completamente distinta a las de Mira y Nusia, pero compartían algo: Hanka tampoco se la había contado a nadie. Aquel año entrevisté a la Hanka de ochenta años que, cuando narraba su historia, volvía a convertirse en la nena de nueve años a la que la Segunda Guerra le había quitado la infancia y la había enfrentado con lo peor de la humanidad. Después de permanecer oculta en su casa durante cuatro años en el Ghetto de Lodz, soportando el hambre y el miedo, Hanka y sus dos hermanas fueron deportadas a Auschwitz. El hambre, el olor a carne asada, las cenizas volando en el aire y los hornos infernales despidiendo humo blanco la acompañaron en los meses que estuvo allí. Durante treinta y seis horas, Hanka esperó la muerte desnuda bajo la nieve, formada en una fila que terminaba en las puertas del infierno. Y sin embargo sobrevivió. Aquel día comprendió que su vida tenía un único motivo: contarle al mundo lo que había vivido y visto en aquellos años. Y ese testimonio se convirtió en “Hanka 753”, la tercera entrega de esta Trilogía llamada Tres Mujeres en el Holocausto.

Mira, Nusia y Hanka compartieron un mismo contexto histórico, pero cada una de sus vidas y sus historias son muy diferentes y dan cuenta de las infinitas dimensiones del horror. Ninguna de las tres se propuso dejar testimonio para vanagloriarse de su fuerza de voluntad, ni de su valentía, fortaleza o eso que hoy llaman resiliencia. La única razón que las llevó a contar sus historias y permitirme escribir estas tres novelas fue simple y unánime: “esto no puedo volver a pasarle a nadie. Ni a los judíos ni a ningún otro pueblo.”

Escucharlas y acompañarlas en ese viaje al pasado fue, sin dudas, lo mejor que me pasó como autor. En los tres casos, cuando terminé las primeras versiones dijeron lo mismo: “esto pasó tal cual usted lo escribió” Como autor, no existe mayor satisfacción que esa.

Pero había algo más que compartían estas tres enormes mujeres: la certeza de que la única manera de evitar que se repitiera “eso”, como ellas llamaban al Holocausto, era que estas novelas llegaran a chicas y chicos jóvenes, y así, al conocer sus vivencias, sus historias, las nuevas generaciones supieran que el ser humano es uno solo, y que ninguna diferencia étnica ni religiosa ni política puede justificar que se les infrinja el mínimo dolor. 

A lo largo de estos años, gracias a la dedicación y la fuerza de muchas y muchos docentes, “El ghetto de las ocho puertas”, “La niña y su doble” y “Hanka 753” fueron leídas y trabajadas en las aulas por los y las estudiantes de distintas escuelas primarias y secundarias de Argentina. A todos y todas, docentes y lectores, mi eterno agradecimiento.

Con la reedición de la Trilogía Tres mujeres en el Holocausto, diez años después de la publicación de la primera novela, esperamos que la memoria de sus protagonistas y sus historias lleguen a más lectoras y lectores, porque, como dijeron Mira, Nusia y Hanka: “Todos tienen que saber qué nos pasó y cuánto sufrimos, porque esto no puede volver pasarle a nadie. Nunca más”.

 

Alejandro Parisi

Buenos Aires, 2021


4 comentarios:

  1. Piel de gallina con tu publicación Ale! La agradecida soy yo que con tu gran capacidad de contar, los adolescentes se conmueven y se despiertan las primeras preguntas filosóficas y psicológicas: qué es el hombre? Cuál es el sentido de su existencia? El mal? El bien? Gracias por tanto y pido al universo que sigas escribiendo más de estas historias testimoniales que ayudan a la transformación del hombre.

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  2. Sinceramente bellísimo el prólogo de la nueva reedición y vamos por muchas más!!!! FELICITACIONES!!!!

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